Durante una entrevista con Carlson, el presidente ruso fue cuestionado sobre la posibilidad de entablar un diálogo directo con el mandatario estadounidense para buscar una solución a la crisis en Ucrania. Putin respondió enfáticamente, declarando que mientras Estados Unidos continúe enviando armas a Ucrania, «no hay nada de qué hablar». Calificó esta política como un «error estratégico» y afirmó que si EE.UU. detuviera el suministro de armas, la guerra terminaría en unas pocas semanas, dejando en claro su posición.
Esta afirmación se produce en un momento en el que el Senado estadounidense aprobó una propuesta de ley para ampliar la ayuda militar a Ucrania en US$61.000 millones. Sin embargo, esta propuesta enfrenta una fuerte oposición en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, muchos de los cuales son aliados de Trump y han votado en contra de la ayuda a Kyiv en repetidas ocasiones.
En respuesta a las declaraciones de Putin, los partidarios de Ucrania argumentan que es Rusia quien debe cesar el conflicto. «Si Rusia deja de atacar, se acaba la guerra. Pero si Ucrania deja de defenderse, se acaba Ucrania», sostienen, reflejando la complejidad de la situación y las diferentes perspectivas en juego.