En una escalada de hostilidades, una base militar hutí en Al Hudeida fue impactada por un presunto bombardeo estadounidense, marcando el tercer ataque en menos de 48 horas. Este suceso se produce como respuesta a los ataques de los insurgentes en el mar Rojo, que han causado disrupciones en el tráfico marítimo.
El bombardeo, ejecutado desde el destructor naval estadounidense USS Carney, buscaba un «objetivo militar específico» vinculado a los recientes ataques. Aunque no se han reportado pérdidas materiales ni humanas, los hutíes advierten que «todos los estadounidenses sufrirán las consecuencias de esta agresión». La situación eleva la tensión en la región tras la primera operación militar a gran escala de EE.UU. y el Reino Unido, que generó una manifestación masiva y la declaración de una «guerra abierta» por parte de los hutíes.