Desde la Guerra Fría, las relaciones entre Rusia y Estados Unidos han sido tensas, pero en los últimos años han llegado a su punto más bajo debido a la falta de avances en las negociaciones bilaterales y los conflictos en diferentes partes del mundo.
El más reciente de estos conflictos ha sido la crisis en Ucrania, donde Estados Unidos ha apoyado al gobierno ucraniano y ha impuesto sanciones económicas contra Rusia por su anexión de Crimea en 2014. Esto ha generado una fuerte respuesta por parte de Rusia, que ha acusado a Estados Unidos de injerencia en sus asuntos internos y ha impuesto sus propias sanciones.
Otro conflicto importante ha sido la guerra civil en Siria, donde Estados Unidos ha apoyado a las fuerzas rebeldes y ha criticado a Rusia por su apoyo al gobierno de Bashar al-Assad. Además, el gobierno estadounidense ha acusado a Rusia de interferir en las elecciones presidenciales de 2016 y ha impuesto sanciones económicas en respuesta.
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A pesar de estos conflictos, ambas naciones han expresado su deseo de mejorar sus relaciones y han tenido algunas conversaciones en los últimos meses. Sin embargo, hasta ahora, no se han logrado avances significativos en temas clave como el control de armas, la seguridad cibernética y la lucha contra el cambio climático.
La tensión entre ambos países se ha incrementado en los últimos días después de que Estados Unidos impusiera nuevas sanciones contra Rusia por su supuesta implicación en el envenenamiento del líder de la oposición rusa, Alexei Navalny. El gobierno ruso ha negado cualquier implicación y ha prometido tomar represalias.
La situación actual entre Rusia y Estados Unidos es incierta, pero ambas naciones tienen un papel clave en la estabilidad mundial y se espera que encuentren una solución a los conflictos que los separan.