La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo que afecta al cerebro, médula y las partes del cuerpo controladas por los nervios. Se produce por la pérdida de neuronas en un área concreta del encéfalo: la sustancia negra, parte que se encarga del movimiento voluntario o intencional y de la coordinación.
Síntomas y diagnóstico
En la actualidad, no existe una prueba específica para diagnosticar el Parkinson y es el neurólogo el profesional que detecta y trata el avance de la enfermedad. Los síntomas incluyen lentitud de movimiento, temblores, deterioro de la marcha, rigidez muscular, problemas de la piel, ánimo bajo, incontinencia, dificultad para articular palabras y expresión facial reducida.
Causas y evolución
Las causas del Parkinson pueden ser proximales (pérdida de neuronas en la sustancia negra) o distales (herencia genética, hábitos de vida, traumatismos craneoencefálicos). La evolución de la enfermedad es lenta y progresiva, con los pacientes deteriorándose gradualmente.
Tratamiento y prevención
No hay cura para el Parkinson, pero se pueden retrasar sus efectos con hábitos saludables, como una dieta adecuada, ejercicio físico y descanso. El tratamiento incluye fármacos como la levodopa y la rivastigmina para aliviar los síntomas y mejorar las funciones cognitivas.