El 6 de marzo, la Comisión Ambiental de la Megalopolis (CAMe) activó la fase 1 de contingencia ambiental en la Zona Metropolitana del Valle de México. Esta medida se tomó debido a las altas temperaturas y la presencia de un sistema anticiclónico en el centro del país. La estación de monitoreo Atizapán, situada en el Estado de México, registró una mala calidad del aire con una concentración máxima de ozono de 163 ppb.
Como parte de las restricciones de la fase 1 de contingencia ambiental, la CAMe suspendió ciertas actividades que generan emisiones atmosféricas. Estas incluyen el uso de solventes en comercios y servicios, como thinner, aguarrás, pintura, laca, barniz, y los establecimientos que usan leña o carbón como combustible sin equipo de control de emisiones. Asimismo, se aplica a un 20% de las estaciones de carburación y de las plantas de distribución de gas L.P, excepto las que tienen válvulas de desconexión seca.
Además, los trabajos de mantenimiento, reparación y trasvasado que liberan hidrocarburos a la atmósfera deben suspenderse, excepto los que se realizan en caso de emergencia o accidente en las plantas de almacenamiento de GLP. Las gasolineras también deben reducir sus operaciones en un 20%, a menos que tengan un sistema de recuperación de vapores con una eficiencia del 90%.
¿Cómo mitigar los impactos de la contingencia?
Para mitigar los impactos de la contingencia en la salud, la CAMe recomienda evitar actividades al aire libre entre las 13:00 y 19:00 horas, suspender cualquier actividad al aire libre organizada por instituciones públicas o privadas durante el mismo horario y no fumar, especialmente en espacios cerrados.
Esta situación demuestra la necesidad de abordar las causas subyacentes de la contaminación del aire en las ciudades, que incluyen el uso intensivo de combustibles fósiles en la industria, el transporte y la generación de electricidad, así como la falta de regulaciones eficaces y su cumplimiento.