En un informe reciente del Journal of the American Medical Association, se revela que la diferencia en la esperanza de vida entre hombres y mujeres en Estados Unidos ha alcanzado un máximo de 5,8 años, siendo este el punto más alto en casi tres décadas. Factores como la COVID-19 y las sobredosis de drogas han contribuido significativamente a esta brecha, afectando desproporcionadamente a la población masculina.
Según el estudio, en 2021, la expectativa de vida para las mujeres en EE. UU. fue de 79,3 años, mientras que para los hombres fue considerablemente menor, situándose en 73,5 años. Estos datos, analizados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, resaltan la creciente preocupación por la salud y el bienestar de la población masculina.
El doctor Brandon Yan, médico residente de la Universidad de California en San Francisco y autor principal del estudio, expresó su inquietud ante estos resultados, destacando que la brecha de género en la esperanza de vida ha experimentado un aumento significativo desde principios del siglo XX. Yan atribuye este fenómeno a factores como el tabaquismo en décadas anteriores y, más recientemente, a tasas de mortalidad por sobredosis de opiáceos, que son más del doble en hombres que en mujeres.
A pesar de la disminución en las tasas de tabaquismo, la brecha se ha ampliado nuevamente desde 2010, principalmente debido a las altas tasas de mortalidad por sobredosis de drogas en hombres. El estudio destaca también que los hombres enfrentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardíacas y tasas más altas de homicidio y suicidio, contribuyendo a su menor esperanza de vida en comparación con las mujeres.
La pandemia de COVID-19 ha exacerbado aún más esta brecha, con más de 1,1 millones de muertes en Estados Unidos, impactando significativamente la esperanza de vida, que cayó de 79 a 76 años entre 2019 y 2021. Los hombres murieron de COVID a un ritmo mayor que las mujeres, y las complejas razones de esta disparidad abarcan desde factores biológicos hasta diferencias sociales y de comportamiento.
El estudio también señala un aumento en las muertes de hombres por lesiones no intencionales, especialmente sobredosis de drogas, reflejando un deterioro general de la salud mental, particularmente entre la población masculina.