El pequeño identificado como JJ Boatman, era residente del estado de Texas, Estados Unidos, y padecía de asma, sin embargo, no presentaba síntomas de Covid-19 hasta momentos antes de su muerte.
De acuerdo a los datos por sus padres, la noche anterior a su fallecimiento, pequeño estaba jugando y feliz como cualquier menor a su edad, horas antes de tener que ser internado.
A la mañana siguiente, Jason Boatman, de 38 años, escuchó a su hijo jadear y, repentinamente, su salud se complicó, por lo que rápidamente llevó al menor al área de urgencias, donde posteriormente fue trasladado al Cook Children’s Medical.
Fue justamente el pasado 26 de enero cuando el menor de 9 años, falleció dejando un gran vacío en el corazón y la vida de sus padres ya que era hijo único.
De acuerdo con el sitio GoFoundMe, los médicos del hospital se percataron que los pulmones del menor estaban llenos de líquido y su cerebro inflamado debido a la falta de oxígeno.
Tras el acontecimiento, autoridades estadounidenses han hecho un llamado a padres de familia para tener más cuidado en los menores, ya que no son inmunes ante el Covid-19.