En un ataque que dejó más de 130 muertos en tan solo 20 minutos, la tragedia en la sala Crocus este viernes en Moscú trae a la memoria el dramático episodio del secuestro en el teatro Dubrovka en 2002.
Medio centenar de milicianos chechenos, exigiendo la retirada de las tropas rusas de Chechenia, mantuvieron cautivas a alrededor de 850 personas durante tres días. La operación de rescate de las fuerzas especiales rusas, aunque exitosa, resultó en la muerte de 130 rehenes, principalmente por el gas anestésico utilizado durante la liberación.
Familiares de las víctimas del teatro Dubrovka exigieron justicia y responsabilidad a las autoridades de Moscú, mientras que el presidente Putin intensificó las operaciones militares en Chechenia en respuesta al ataque, marcando un punto crucial en su mandato presidencial de dos décadas.