En su conferencia matutina del 2 de enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió nuevamente contra reconocidos periodistas, destacando la influencia de Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga y Ciro Gómez Leyva en las televisoras donde trabajaron. Además, mencionó a Alejandro Quintero, expublicista de Enrique Peña Nieto y exejecutivo de Televisa, a quien acusó de haber regresado al poder. El mandatario cuestionó la independencia de Gómez Leyva frente a los directivos de Fórmula e Imagen, sugiriendo que algunos líderes de opinión pueden imponer su voluntad.
En particular, López Obrador señaló la concentración de poder en figuras como Loret de Mola y López-Dóriga, afirmando que su influencia a menudo desvincula a estos comunicadores de las decisiones de los directivos de las cadenas televisivas. Además, destacó la ironía de que aquellos que reciben mayores ingresos sean los mismos que desacreditan la integridad del periodismo, resaltando la importancia de diferenciar entre las empresas de comunicación y los periodistas comprometidos con la ética y la honestidad.
Esta nueva crítica del presidente mexicano genera un debate sobre la relación entre los periodistas influyentes y los intereses de las televisoras, así como la responsabilidad ética de quienes ostentan un papel destacado en el ámbito mediático.