Dice la Leyenda que hace muchos años, los nativos de Mazatl, sufrían mucho a causa del clima, durante los huracanes el mar se ponía muy feroz, y la gente estaba ya cansada de estar viviendo en esa situación.
En aquel tiempo, el Rey de Mazatl, tenía 3 hermosas hijas, consideradas princesas, a quien toda la gente respetaban y querían mucho, el Rey cansado de los problemas de su pueblo, y tratando de protegerlos, fue y consultó a las personas sabias del pueblo, para saber que se podría hacer, el sabio del pueblo, le dijo al Rey que se tenía que hacer un sacrificio humano, de una mujer virgen, en este caso de una hija del Rey para que los problemas del pueblo terminaran.
Se dice que el Rey lo pensó día y noche sin poder encontrar otra respuesta para terminar con el problema, hasta que de pronto el mal tiempo volvió al pueblo Mazatl, y con más fuerza que nunca, el mar parecía salirse, las interminables lluvias, los vientos que destrozaban todo a su paso, era imposible salir vivo de ahí, de pronto, una de las hijas del Rey, le dijo:
-Mi señor, es mi deber sacrificarme por mi pueblo que tanto cariño me ha dado. Como su padre no estuvo de acuerdo con ello, la muchacha decidió realizar el sacrificio. Se colocó en el pecho el diamante que su madre le había regalado al morir y se digirió al mar para cumplir lo que había prometido. Sus hermanas, hicieron lo mismo, la alcanzaron y tomadas de la mano empezaron a realizar el sacrificio, mientas que su padre junto con la gente del pueblo, observaban aquel gesto de amor.
El mar embravecido hizo que una de ellas se soltara de sus hermanas llevándola mar adentro, mientras las otras dos aun tomadas de la mano seguían caminando hacia dentro, parecían sirenas vestidas de blanco que poco a poco las olas terminaron por cubrirlas completamente.
A la mañana siguiente, en el mar de Mazatl, aparecieron Tres Islas: dos de ellas muy juntas, parecían estar tomadas de la mano, mientras la otra un poco más alejada. Desde ese día, estas islas forman un escudo de protección para el puerto pues dicen que el pueblo volvió a ser el mismo que era antes de la tempestad. También dicen que en el corazón de cada Isla se encuentra el diamante de cada una de las Princesas.
Fuente: Sonríe a Mazatlán