Guasave, Sin. – A pesar de tener educación y trabajo, para muchos jóvenes en Guasave la falta de vivienda sigue siendo una gran barrera para poder tener una vida independiente.
En el grupo de demandantes de la Coordinadora Municipal por la Defensa del Derecho Humano a la Vivienda se encuentran jóvenes como Ana Carolina Rubio, ingeniera agrónoma, y su esposo, quienes aun trabajando, no pueden costear el precio de un solar que ronda los 300 mil pesos.
La situación es similar para Clarizbeth, licenciada en sociología rural, quien aún no ha conseguido trabajo debido a la competencia en el mercado laboral y a la falta de oportunidades.
En su caso, trabaja como jornalera agrícola y no cuenta con un salario fijo. Esto hace que sea prácticamente imposible para ella poder adquirir una vivienda propia, por lo que vive con su familia y sus suegros.
Ante esta problemática, ambos jóvenes se han unido al movimiento de la Coordinadora Municipal por la Defensa del Derecho Humano a la Vivienda y luchan por conseguir un lugar donde poder vivir con dignidad.
En su lucha, no solo buscan mejorar su situación personal, sino también la de muchas otras personas en la misma situación que ellos.
Para los jóvenes con educación y trabajo, la situación puede ser aún más difícil, pues aun con un ingreso, los precios de las viviendas pueden resultar inalcanzables.
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