Las autoridades de Israel han anunciado una medida sin precedentes al denegar la entrega de visas a representantes de Naciones Unidas en respuesta a las recientes declaraciones del secretario general del organismo, António Guterres. En sus declaraciones, Guterres había afirmado que los «horribles» ataques ejecutados por el grupo islamista Hamás el 7 de octubre «no surgieron de la nada», palabras que fueron duramente criticadas desde Tel Aviv.
El representante permanente de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, afirmó: «Debido a sus palabras, no daremos visas a los representantes de la ONU». Además, Erdan confirmó que esta medida ya se había aplicado al secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths.
Erdan argumentó que no hay justificación para mostrar comprensión hacia «las acciones más terribles contra los ciudadanos de Israel», dado que estos ataques, que resultaron en un elevado número de muertos y secuestrados, fueron perpetrados por una organización declarada terrorista.
Las críticas contra Guterres también provinieron del ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, quien cuestionó en qué mundo vivía el secretario general y afirmó que Israel no solo tiene el derecho de defenderse, sino un deber, ya que considera que está luchando en nombre del «mundo libre». Como gesto de protesta, Cohen anunció que no se reuniría con Guterres.
Las declaraciones de Guterres, hechas ante el Consejo de Seguridad de la ONU, argumentaron que los ataques no surgieron de la nada y señaló el prolongado conflicto en la región. A pesar de ello, el secretario general subrayó que los ataques horribles no pueden justificar un castigo colectivo al pueblo palestino.
El Ministerio de Exteriores palestino calificó las críticas israelíes contra Guterres como una falta de respeto hacia el organismo internacional y argumentó que esta medida es un intento de neutralizar el papel del secretario general y sus representantes en relación con el Derecho Internacional y la carta de Naciones Unidas.
Esta decisión de Israel de restringir visas a representantes de la ONU podría tener repercusiones en las relaciones internacionales y la labor diplomática en la región.