Un brote de botulismo iatrogénico (provocado por una intervención médica) ha afectado a varias personas en Europa después de someterse a inyecciones estéticas en Turquía
El botulismo es una enfermedad rara y potencialmente mortal que se produce por la ingesta de una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum. En este caso, la toxina botulínica se inyectó en el estómago para reducir el apetito.
Decenas de miles de personas viajan a Turquía cada año para someterse a operaciones estéticas, ya que son mucho más económicas que en los países de la UE.
Según los informes, los afectados presentan síntomas compatibles con el botulismo, como debilidad muscular, dificultad para tragar o respirar.
Las autoridades sanitarias recomiendan a cualquier persona que haya viajado a Turquía para someterse a una operación de cirugía estética que implique el uso de la toxina botulínica y que sufra síntomas compatibles con el botulismo, “busque asistencia médica de forma urgente”.
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El brote ha sido vinculado a una clínica en Estambul, donde todos los afectados se sometieron a la intervención entre el 22 y el 25 de febrero.
Las primeras alertas saltaron en Alemania, donde se han reportado 12 casos de botulismo. Otros países como Austria y Suiza también han notificado casos sospechosos.
El ECDC ha lanzado una alerta tras detectarse lotes de toxina botulínica fraudulentos comercializados de forma irregular en Jordania y Turquía, Kuwait y el Reino Unido, y Polonia en agosto del año pasado, aunque se desconoce si están relacionados con el brote actual.
Las autoridades sanitarias advierten que los síntomas del botulismo pueden ser graves y requerir ingresos en unidades de cuidados intensivos, y que la recuperación suele prolongarse durante semanas o meses.
El botulismo iatrogénico puede ser mortal en algunos casos, con una tasa de mortalidad del 5% al 10% en otras formas de botulismo.
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