El Papa Francisco y el presidente de Argentina, Javier Milei, protagonizaron un emotivo abrazo durante la canonización de Mama Antula en la Basílica de San Pedro. Este encuentro entre la fe y la política argentina marcó un hito, dejando atrás diferencias previas. Conoce todos los detalles aquí.
En un acontecimiento cargado de simbolismo, el Papa Francisco y el presidente de Argentina, Javier Milei, se encontraron este domingo en la Basílica de San Pedro para la canonización de Mama Antula, la primera santa del país. A pesar de diferencias previas, ambos líderes se abrazaron en un gesto que resonó en Argentina y más allá.
Durante la ceremonia, Milei, quien en el pasado había criticado duramente al pontífice, se sentó junto al altar principal, mostrando su respeto y participación en el evento religioso. Al finalizar la misa, se acercó en silla de ruedas al Papa Francisco para darle un cálido abrazo, gesto que fue compartido en las redes sociales con la leyenda «¡Muchas gracias…!!!».
Mama Antula, una figura venerada en Argentina por su dedicación a los pobres y la espiritualidad jesuita en el siglo XVIII, fue canonizada en una ceremonia que atrajo a numerosos argentinos a Roma. La liturgia se convirtió en una celebración nacional, donde Milei interactuó con seguidores y posó para fotos, mientras que las mujeres argentinas rindieron homenaje a la santa que desafió las normas de su tiempo.
En su homilía, el Papa Francisco elogió a Mama Antula como ejemplo de caridad y exhortó a los fieles a emular su compromiso con los más necesitados. Este encuentro precedió a una reunión privada entre Francisco y Milei, programada para el lunes 12 de febrero, donde se espera aborden temas de interés nacional e internacional.
La relación entre Milei y Francisco ha sido controvertida, con el presidente argentino utilizando términos despectivos hacia el pontífice en el pasado. Sin embargo, el Papa ha expresado su disposición al perdón y ha manifestado su intención de visitar Argentina próximamente.
Mama Antula, cuyo proceso de canonización comenzó en 1905, fue declarada venerable por el papa Benedicto XVI en 2010, mucho antes de que Francisco asumiera el papado. Su elevación a santa es un reconocimiento a su legado de solidaridad y espiritualidad, que trasciende fronteras y diferencias políticas.