En el municipio de Navolato, Sinaloa, la población se encuentra en una situación de desesperación al enfrentar más de 12 horas de apagón. Los habitantes denuncian que la falta de electricidad se originó durante una intensa tormenta eléctrica que comenzó el lunes 21 de agosto alrededor de las 20:00 horas.
Los reportes de falta de energía eléctrica abarcan un amplio rango geográfico, desde la localidad de San Pedro hasta la Bahía de Altata. Residentes de toda la región han expresado su preocupación, indicando que incluso los comercios esenciales como abarrotes, tortillerías y supermercados no pueden operar, ya que muchos de sus productos requieren refrigeración y podrían dañarse. De igual manera, los hogares se enfrentan al riesgo de perder los alimentos almacenados en sus refrigeradores.
«Comercios no podemos operar sin luz, reporta CFE que supuestamente volverá en la tarde, pero no dan hora, se fue como desde las 8:15 anoche y es en todo Navolato general, desde San Pedro a Altata», expresó un vecino de la comunidad de El Batallón.
La alcaldesa de Navolato, Margoth Urrea Pérez, tomó medidas para abordar la situación y compartió un comunicado en sus redes sociales. En el mensaje, la alcaldesa informó que ha estado en comunicación con las autoridades de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para resolver la falta de energía eléctrica en diversos sectores del municipio. Señaló que los trabajos de restablecimiento se han enfrentado a dificultades debido a que una antena cayó en una parcela, lo que ha complicado las labores del personal de la CFE. Sin embargo, aseguró que el equipo de la CFE está trabajando sin descanso para solucionar la situación y que se espera que el suministro eléctrico sea restablecido en el transcurso de la tarde del martes.
A medida que la espera continúa, los pobladores de Navolato enfrentan el calor asfixiante en sus hogares y la preocupación por la pérdida de alimentos. Aunque la Comisión Federal de Electricidad promete la reanudación del suministro eléctrico, los residentes permanecen en un estado de incertidumbre mientras esperan ansiosos el regreso de la luz que les permitirá recuperar la normalidad en sus vidas diarias.