En los últimos meses, los medios han acusado la opacidad y la falta de transparencia que prevalece en el gobierno de Edgar González, alcalde sustituto de Mazatlán. A pesar de haber sido Secretario del Ayuntamiento durante el mandato del exalcalde Químico Benítez, nunca manifestó su desacuerdo con las políticas implementadas en ese momento.
Sin embargo, ahora como alcalde, ha criticado diversas decisiones tomadas anteriormente, lo que ha generado interrogantes sobre su coherencia y compromiso con la transparencia.
Una de las decisiones más polémicas fue la remodelación de la glorieta del corazón, impulsada por el expresidente municipal. A pesar de las críticas, el Municipio decidió trasladar la estatua de bronce de José Alfredo Jiménez a dicha glorieta sin ofrecer una explicación clara sobre el motivo del cambio ni divulgar los costos asociados. Además, no se ha proporcionado información sobre si se contó con el manifiesto de impacto ambiental correspondiente, generando preocupaciones sobre el cuidado del entorno natural de la ciudad.
Otra cuestión que ha levantado sospechas es la falta de licitación para las obras de rescate en el paseo Claussen en Olas Altas. A pesar de las declaraciones del alcalde González sobre analizar estas obras, hasta la fecha no se ha llevado a cabo ningún proceso licitatorio, lo que alimenta las dudas sobre la planificación y gestión de los recursos públicos.
Además, surgen preguntas sobre la transparencia en la gestión de contratos municipales. Se menciona un contrato por 400 millones de pesos para la instalación de luminarias, el cual ha sido objeto de investigación y ha involucrado a varios miembros de la estructura gubernamental anterior. Resulta preocupante que el alcalde González parezca haber olvidado si firmó o no dicho contrato, lo que plantea interrogantes sobre su responsabilidad y capacidad para rendir cuentas.
Es crucial tener en cuenta que el actual alcalde, Edgar González, es un Rosarense que lleva solo un año viviendo en Mazatlán. Su rápida incursión en la política local y su enfoque en promocionar su candidatura para la reelección al cargo de presidente municipal generan inquietudes entre el electorado, que se caracteriza por ser cambiante en cuanto a sus preferencias políticas.
Finalmente, la falta de claridad en las decisiones, la ausencia de información sobre los costos y los impactos ambientales, así como la falta de licitación para obras importantes, erosionan la confianza ciudadana en la gestión municipal.
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