Chad McQueen, recordado por su participación en la icónica saga de «Karate Kid», ha fallecido a los 63 años. Aunque muchos lo conocieron por su carrera en el cine, Chad tenía una vida llena de pasión por el automovilismo, donde dejó una marca significativa.
Una Vida Más Allá del Cine
Chad McQueen no solo brilló en la pantalla, sino que también fue un destacado piloto profesional. Participó en competencias de alto perfil, como las 24 Horas de Le Mans y las 12 Horas de Sebring, demostrando su destreza y amor por la velocidad. Su carrera en las pistas fue intensa y llena de logros, hasta que en 2006 sufrió un accidente casi fatal durante la práctica para el evento Rolex 24 de Daytona. Este suceso lo llevó a retirarse de las competencias, pero no lo apartó de su pasión por los motores.
Un Legado en la Industria Automovilística
Después de su retiro de las carreras, Chad canalizó su amor por el automovilismo fundando la empresa McQueen Racing. Esta compañía se dedica al desarrollo de automóviles y motocicletas de alto rendimiento, reflejando su dedicación y visión en el mundo de los motores. La empresa continúa siendo un testimonio de su legado en la industria.
Continuando el Legado Familiar
Chad provenía de una familia con un legado en el mundo del cine y entretenimiento, siendo hijo del legendario Steve McQueen y la actriz Neile Adams. Sus hijos, Chase y Madison, han expresado su intención de continuar con el legado de su padre, asegurando que su influencia y pasión sigan vivas tanto en el mundo del cine como en la industria automovilística.