La pornografía por Internet es uno de los negocios más sólidos de la actualida. La realidad es que, independientemente de si los que acceden a sitios pornográficos pagan por ello, estos lugares virtuales tienen muchos anuncios y hacen su agosto simplemente con eso. Tan solo Pornhub sumó 33.5 mil millones de visitas en 2018.
Pero no siempre las cosas salen tan bien. El sitio pornográfico Girlsdoporn ha cerrado y se le ha ordenado judicialmente pagar 12.8 millones de dólares, a 22 mujeres (a las cuales se ha omitido sus nombres), quienes aparecieron en videos publicados en esa dirección web. Ya el dominio ha estado fuera de línea por una semana, de acuerdo con las plataformas que monitorean la permanencia de los sitios en la red.
El 3 de enero pasado, un juez en san Diego dijo que la firma que administraba este sitio web les mintió a las afectadas sobre el compartir esos videos en el sitio y de si pudiesen ser identificadas dichas mujeres.
Para colmo, el propietario de dicha página ya está siendo buscado por el FBI y se cree que ha huido a Nueva Zelanda. Hay además otro sitio, que tiene relación con él, que ha cerrado y que también ya se encuentra fuera de línea.
Sin permisos para distribución en línea
El sitio prometía videos de mujeres que no eran actrices pornográficas profesionales, y que por ende, solamente aparecerían en una sola película. Las demandante dijeron que los videos no tenían ninguna posibilidad de aparecer en línea porque se habían hecho para DVDs fuera de los Estados Unidos o bien para inversionistas privados. Sin embargo, se subieron a la plataforma, en la parte de suscripciones en donde además, ciertos clips se pusieron en circulación en otros sitios gratuitos.
A pesar de que se les prometió a las mujeres que sus nombres no serían ligados con el material, el sitio puso identificación a foros de terceros, de acuerdo con lo que se ventiló en la corte.
Colectivamente las mujeres han experimentado acoso severo, trama emocional y psicológico y daño en su reputación, así como pérdida de oportunidades profesionales y académicas, así como problemas en las relaciones personales y familiares, lo que ha hecho que en algunos casos sus vidas se hayan descarrilado, indicó el juez Kevin Enright.
La moraleja es sencilla: la ética en los sitios pornográficos siempre está en tela de juicio y muchos contenidos se suben en una enorme cantidad de ocasiones, sin el permiso de las personas involucradas. He aquí las consecuencias de mentir para hacer negocio, considerando que este tipo de cosas jamás llega a los tribunales.
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