El Icon of the Seas, la última incorporación al grupo Royal Caribbean, ha comenzado su viaje de siete días de isla en isla en el trópico desde Miami, Florida. Con 20 cubiertas y una capacidad impresionante de 7600 pasajeros, este crucero se destaca como el más grande del mundo en su clase.
Sin embargo, a pesar de su grandiosidad, el Icon of the Seas no está exento de críticas. Los ambientalistas han expresado su preocupación por las emisiones de gas metano, un gas de efecto invernadero nocivo, generado por la combustión de gas natural licuado (GNL), el combustible principal del barco.
«Bryan Comer, director del Programa Marino del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), ha señalado que el uso de GNL como combustible marino emite más del 120% de emisiones de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida que el gasóleo marino», según cita de la agencia de noticias Reuters.
Estas preocupaciones sobre el impacto ambiental del Icon of the Seas plantean preguntas sobre el futuro de la industria de los cruceros y la necesidad de adoptar tecnologías más sostenibles.
A pesar de las críticas, los entusiastas del crucero esperan ansiosamente disfrutar de las comodidades y la experiencia única que ofrece este gigante de los mares durante su viaje inaugural.