El clima electoral en Sinaloa se ha intensificado después del asesinato de Román Quezada, secretario general del Partido Acción Nacional en El Fuerte. Quezada fue hallado muerto con múltiples heridas de arma blanca, un hecho que no solo impactó a la opinión pública, sino que también puso a la seguridad de los candidatos y figuras políticas en el centro de la atención. La violencia política en este estado ha comenzado por lo precoces durante este periodo electoral, con amenazas denunciadas por la candidata a diputada federal por el 02 Distrito de Ahome, Bárbara Fox, y otros 22 aspirantes a cargos de elección que han solicitado protección policial debido a la percepción de un riesgo.
Este contexto de tensión y violencia política puede llevar al gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, a reconsiderar la inversión de recursos públicos en la prevención de ataques contra los candidatos. Rocha Moya generó controversia recientemente al afirmar que no se financiaría la protección privada para los candidatos, ya que “ellos pueden cuidarse solos”. Estas declaraciones suscitaron una avalancha de críticas que lo responsabilizaban por cualquier daño que pudieran sufrir los candidatos durante la campaña.
A pesar de la escalada de tensiones electorales en Sinaloa, el gobernador Rocha Moya ha mantenido un perfil bajo. No ha realizado la habitual conferencia semanal ni ha participado en actividades públicas. Desde el Palacio de Gobierno, se informó que el gobernador está centrando sus esfuerzos en reestructurar su gabinete después de la salida de varios funcionarios de alto rango con aspiraciones electorales. Además, se está preparando para la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador el 15 de marzo, donde se evaluará el sistema de salud del estado.