Estados Unidos ofreció el lunes hasta 10 millones de dólares por información que conduzca a la «identificación o ubicación» de Sanaulá Ghafari, líder de Estado Islámico-Khorasan (EI-K), la rama afgana del grupo yihadista Estado Islámico.
La recompensa es también por cualquier dato que ayude a arrestar o condenar a los responsables del «ataque terrorista al aeropuerto de Kabul» en agosto, una acción reivindicada por el EI-K que dejó más de un centenar de muertos, entre ellos 13 soldados estadunidenses.
El ataque tuvo lugar cuando Estados Unidos llevaba adelante su caótica retirada de Afganistán y la evacuación de los afganos considerados amenazados por la toma del poder por parte de los talibanes.
Según Washington, Ghafari, también conocido como Shahab al Muhajir, fue nombrado jefe de EI-K en junio de 2020 por el grupo Estado Islámico. EI-K es la rama afgana del EI, que se originó en Irak y Siria.
«Ghafari es responsable de aprobar todas las operaciones de EI-K en todo Afganistán y de organizar los fondos para llevar a cabo las operaciones», dijo el Departamento de Estado en un comunicado.
En noviembre, Ghafari fue incluido en la lista negra estadunidense de terroristas extranjeros.
Poco se sabe sobre Ghafari, aunque su nombre de guerra sugiere que llegó a la región desde el mundo árabe. Se rumora que fue comandante de la red Al Qaeda o exmiembro de la red Haqqani, una de las facciones más poderosas y temidas de los talibanes.
El EI-K ha sido responsable de algunos de los ataques más mortíferos en la región en los últimos años, masacrando a civiles en Afganistán y Pakistán, en mezquitas, santuarios, plazas públicas y hospitales.
El grupo se ha centrado especialmente en musulmanes de sectas que considera heréticas, incluidos los chiítas, al igual que el grupo EI original.
El EI-K fue duramente golpeado tanto por los talibanes como por las fuerzas lideradas por Estados Unidos y estaba perdiendo influencia, pero sus ataques se han intensificado desde que sus rivales islamistas tomaron el poder en agosto.