El agua que recibimos en casa pasa por una planta de tratamiento, pero puede volver a contaminarse en el trayecto que recorre para llegar a su destino. Falta de mantenimiento en las redes de distribución, además de tuberías viejas, entre otros problemas hacen que el agua requiera pasar por un paso extra para ser apta para el consumo humano, es decir, debe ser purificada.
Si bien existen diferentes métodos para hacerlo, el más práctico y económico suele ser instalar un sistema en casa que se encargue de ello.
Una de las dudas más comunes que surgen al momento de adquirir una solución para purificar el agua es la diferencia entre el filtro de agua y los purificadores, pues mucha gente suele confundirlos y la verdad es que tienen funciones diferenciadas.
El único parecido entre ambos sistemas es que se encargan de mejorar la calidad del agua, pero lo hacen en niveles diferentes. De hecho, es posible (y recomendable) tener ambos en casa para garantizar que el agua que se utiliza en tu hogar sea la más optima.
La principal diferencia entre el purificador de agua y el filtro es que el primero trabaja a nivel químico, mientras que el filtro lo hace a nivel físico. Para simplificar: el filtro de agua se encarga de retener partículas sólidas, empleando para ello una fibra o membrana especial; de forma similar a cuando utilizas un colador en la cocina para escurrir pasta.
Dependiendo de sus materiales, un filtro puede retener impurezas menores a 1 micra, es decir, partículas mil veces más pequeñas que un milímetro. Esto hace que los filtros sean muy eficientes evitando que partículas de tierra, sedimentos y óxido pasen al agua, pero hay un problema: el agua está contaminada con otras sustancias que al diluirse no dejan trazas físicas, como químicos, metales pesados y bacterias.
Un purificador de agua se encargará de retener y/o eliminar los contaminantes diluidos en el agua. El proceso utilizado para hacerlo dependerá del tipo de purificador.
Por ejemplo, uno que utilice luz ultravioleta tiene lámparas de silicio de cuarzo, que genera radiación que se encarga de matar los microorganismos. Un purificador de carbón activado, que están entre los más económicos y eficientes, utiliza un proceso químico mediante el cual atrae las moléculas de las sustancias contaminantes y las atrapa dentro de la unidad porosa. Si está combinado con plata coloidal, entonces también eliminará los microorganismos y virus.
Hay purificadores como el de ósmosis inversa que combinan los procesos de filtración y purificación, por lo que harán una labor más integral. De todas formas, es recomendable instalar un filtro que haga el primer proceso de filtración de sedimentos porque no sólo alargará la vida del purificador, sino que protegerá electrodomésticos y tuberías de casa.
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