La ciudad de Culiacán en Sinaloa, México, ha recibido una fuerza militar de 300 elementos del Ejército Mexicano en un esfuerzo por reforzar las tareas de seguridad en medio de un clima persistente de inseguridad. Este desplazamiento de fuerzas es una demostración del estado de fuerza que se espera emplear en los próximos días para enfrentar a criminales en la región. Los soldados recién llegados se unen a los ya desplegados en la ciudad, pero la rotación constante no ha logrado frenar el creciente número de asesinatos.
Antecedentes
Sinaloa ha sido durante mucho tiempo un centro de actividad del narcotráfico y el crimen organizado en México, y esta escalada de violencia parece indicar un resurgimiento de la violencia relacionada con el narcotráfico. Según los informes, los homicidios dolosos han aumentado en comparación con el año pasado. Los militares no solo estarán en la primera línea de la lucha contra los criminales, sino que también tendrán la tarea de registrar cada deceso violento y recabar información relevante para ayudar en la lucha contra el crimen.
Recorrido
El desplazamiento de las fuerzas militares sigue la ruta de la autopista Benito Juárez hacia el Trébol de El Diez, y luego toma la carretera Jesús Kumate hasta el bulevar Pedro Infante, antes de continuar por las principales calles de la capital hasta llegar a la Novena. A su llegada, se espera que los soldados tomen un breve descanso antes de comenzar sus tareas asignadas.
Este despliegue militar en Culiacán es una respuesta a una creciente crisis de seguridad en un estado que ha lidiado con la violencia del crimen organizado durante décadas. Sin embargo, el efecto a largo plazo de este refuerzo militar en la seguridad de la ciudad y la capacidad para reducir los asesinatos aún está por verse. La complejidad del problema del crimen organizado en Sinaloa requiere de un enfoque integral, en el que la presencia militar es solo una parte de una estrategia más amplia para restablecer la seguridad y el estado de derecho.