No querían perder un día más. Haber perdido la chance de barrer la serie fue un golpe duro, pero necesario. Como visitante, y con una efectividad digna de un equipo voraz, Los Dallas Mavericks derrotaron 124 a 103 a los Minnesota Timberwolves y se coronaron campeones de la Conferencia Oeste.
Kyrie Irving, quien desterró la mala actuación en el juego 4, y Luka Doncic anotaron 36 puntos cada uno, con un total combinado de 10 de 20 en triples (6 de 10 para el esloveno). Así, los texanos dejaron sin efecto cualquier intento del conjunto local, que contó con buenas, pero insuficientes labores de sus estrellas Karl-Anthony Towns y Anthony Edwards, quienes coincidieron en su cuenta individual con 28 puntos.
La brillante tarea de Doncic, no solo en este partido, sino durante toda la serie, y por qué no, todos los playoff, le valieron el premio Earvin Magic Johnson al MVP de las finales de la Conferencia Oeste.
El base europeo está lo suficientemente maduro como para ponerse el equipo al hombro y su juego está sólido como nunca. Efectivo, desafiante y con esa visión de juego que los europeos tienen, el armador está listo para pelearle a los Celtics el título de la liga.
En el juego cinco, el dominio fue absoluto para los Mavericks. Con un 54,8% de tiros de campo contra un 42,7%, los texanos llegaron a sacar una diferencia de casi 30 puntos.
A su juego eficiente hay que sumarle la vuelta de Dereck Lively, quien se encarga del trabajo invisible del equipo. Se pelea bajo el aro con gigantes cono Rudy Gobert y cortina permanentemente a Irving y Doncic para encontrar tiros abiertos.
Gran trabajo del joven pívot, quien en el último juego de la serie aportó 9 puntos, ocho rebotes y 3 asistencias. Otro factor determinante fue el acierto en tiros de tres puntos, 44,1% para los de Dallas y 31,3 para los de Minneapolis. Los Mavericks fueron un justo ganador de la serie ante un equipo joven con gran futuro y con la creciente figura de Edwards.
El turno ahora es el de Doncic a quien el MVP de la Temporada se le hace esquivo. Mención aparte para Irving, que tiene por delante una final especial. El base campeón en 2016 con Cleveland Cavaliers, tuvo un efímero y controvertido paso por Boston entre 2017 y 2019.
Tan trunca fue su estadía con los Celtics, que una vez traspasado a Brooklyn Nets, el base pisó el logo del centro del TD garden cuando le tocó jugar como visitante en Massachusetts. Irving hará lo que sea para derrotar a Boston, pero el equipo liderado por Jayson Tatum y Jaylen Brown demostró que pueden vencer a cualquiera.