La reciente elección de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México representa un momento histórico no solo para ella, sino para todas las mujeres del país. Al recibir la constancia de mayoría de votos por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Sheinbaum se convierte en la primera mujer en alcanzar la máxima posición política de la nación.
Un triunfo para todas las mujeres
En su discurso de aceptación, Sheinbaum enfatizó que su victoria no es únicamente personal, sino compartida con todas las mujeres mexicanas. Reconoció que el proceso electoral del 2 de junio se destacó por ser participativo, democrático, pacífico, ordenado y libre. Subrayó lo significativo que es para México tener a una mujer como presidenta, un paso adelante en la construcción de igualdad y libertad, especialmente para las mujeres más vulnerables.
Compromiso con la transformación
Sheinbaum también hizo hincapié en que los votos a su favor reflejan el deseo del pueblo mexicano de dejar atrás los gobiernos corruptos del pasado. Prometió continuar con la «cuarta transformación», una agenda iniciada en 2018 que busca un país más libre, justo y democrático. Parte de este compromiso implica asegurar que las diputaciones plurinominales se asignen correctamente, una tarea crucial para mantener un equilibrio político adecuado.
Rompiendo el techo de cristal
La presidenta del TEPJF, Mónica Soto, señaló que la elección de Sheinbaum marca un importante hito histórico para México, rompiendo el «techo de cristal» al ser elegida la primera mujer presidenta por voto ciudadano. Este evento no solo es significativo para la política mexicana, sino que también simboliza un avance en la lucha por la igualdad de género a nivel nacional.
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