La huella ambiental de la inteligencia artificial sigue siendo un tema preocupante para la comunidad científica y empresarial. Un estudio conjunto de la Universidad de Colorado Riverside y la Universidad de Texas Arlington ha revelado que mantener activos los servidores de ChatGPT, el popular chatbot basado en la tecnología GPT-3, requiere un alto consumo de recursos, especialmente de agua y energía.
Los investigadores descubrieron que una sesión de ChatGPT con entre 20 y 50 preguntas equivale al consumo de una botella de agua de 500 ml. Pero lo más sorprendente es que, según los datos de Microsoft en sus centros de datos de EE. UU., para mantener activo el sistema de refrigeración de los servidores donde se realiza el entrenamiento de GPT-3, se consumen alrededor de 700.000 litros de agua dulce. Y si se hubiera realizado el entrenamiento en los centros de datos asiáticos de la compañía, esta cantidad podría haberse triplicado.
Los científicos han hecho un llamado de atención a las empresas para que asuman su responsabilidad social y reduzcan su huella ambiental. Mantener activos los servidores de la inteligencia artificial tiene un costo estimado de entre $100,000 al día y $3 millones al mes. A medida que más empresas adoptan la IA en sus actividades diarias, estos números seguirán aumentando.
La IA ha llevado a OpenAI a crear un plan de suscripción de $20 al mes para que los usuarios accedan a características premium de ChatGPT. La comunidad científica y empresarial debe trabajar juntos para desarrollar tecnologías más sostenibles y reducir la huella ambiental de la IA.
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