Captura y Almacenamiento de Carbono: Métodos y Aplicaciones
La captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) es una técnica diseñada para mitigar las emisiones de dióxido de carbono provenientes de actividades industriales. Este proceso se enfoca en retener el carbono antes de que sea liberado a la atmósfera, contribuyendo potencialmente a la reducción del impacto ambiental de las industrias emisoras.
La implementación de CCS implica una serie de pasos que buscan asegurar que el carbono capturado no contribuya al calentamiento global. Sin embargo, la eficacia y viabilidad de estas técnicas han sido objeto de debate en diversos ámbitos científicos y económicos.
Técnicas de Captura de Carbono
Existen múltiples métodos para la captura de carbono, cada uno con sus propias ventajas y desafíos. Uno de los enfoques más comunes es la separación de gases después de la combustión, donde el dióxido de carbono se aísla de otros gases emitidos durante el proceso industrial.
Otro método destacado es la oxicombustión, que implica quemar combustibles con oxígeno puro en lugar de aire. Este proceso facilita la producción de un flujo de CO₂ prácticamente puro, lo que simplifica su captura y almacenamiento posterior.
Almacenamiento Subterráneo de CO₂
Una vez capturado, el dióxido de carbono puede ser inyectado en formaciones geológicas profundas, como yacimientos de petróleo agotados o acuíferos salinos. Este tipo de almacenamiento busca mantener el CO₂ confinado bajo tierra, evitando su liberación a la atmósfera.
El almacenamiento geológico plantea consideraciones sobre la seguridad y la integridad a largo plazo de las formaciones utilizadas, así como el monitoreo continuo para prevenir posibles fugas que podrían revertir los beneficios ambientales esperados.
Reutilización del CO₂ Secuestrado
Además del almacenamiento, el carbono capturado puede ser reutilizado como materia prima en diversos procesos industriales. Por ejemplo, el CO₂ puede emplearse en la fabricación de materiales de construcción, como el concreto, o en la industria alimentaria para la producción de bebidas carbonatadas.
La reutilización del dióxido de carbono no solo contribuye a la reducción de emisiones, sino que también ofrece oportunidades económicas al crear nuevos mercados para el carbono secuestrado. No obstante, estos usos aún representan una fracción limitada de las necesidades globales de almacenamiento de CO₂.