El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vuelve a la carga en su discurso político, esta vez reviviendo un símbolo del pasado: el «detente». En su conferencia matutina del lunes 19 de febrero en Oriental, Puebla, López Obrador arremetió contra Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE, al acusarlo de ser «un empleado» del expresidente Enrique Peña Nieto. Recordando el debate presidencial de 2018, donde acusa que se permitió a los opositores organizar un evento al estilo de Hillary Clinton y Donald Trump, López Obrador sacó de su cartera el «detente», marcando así un nuevo capítulo en su confrontación con la oposición.
Mientras el presidente desplegaba su retórica, las risas del gabinete acompañaban sus palabras, evidenciando un clima de complicidad. En medio de la polémica, López Obrador hizo hincapié en la corrupción y el peligro de acercarse a ciertos opositores, pidiendo a los presentes mantener distancia para evitar posibles robos.
La reacción de la oposición no se hizo esperar. Ricardo Anaya, excandidato presidencial panista, felicitó a los asistentes a la marcha por la democracia en el Zócalo de la Ciudad de México, mientras insinuaba que Morena y López Obrador temen a la democracia. En un video, Anaya hizo un llamado al respeto por los principios democráticos y el derecho de los ciudadanos a elegir libremente.
El resurgimiento del «detente» en el discurso de López Obrador y la respuesta de la oposición marcan un nuevo episodio en el panorama político mexicano, donde la confrontación y la retórica se intensifican a medida que se acercan las elecciones.