A casi dos semanas del devastador paso del huracán Otis, Acapulco comienza a dar señales de recuperación, aunque la situación es desigual en diferentes sectores de la ciudad.
En medio de la desolación que aún se respira en las calles, ayer vimos la reapertura de cuatro tiendas de una conocida cadena comercial. A pesar de la larga espera y la limitación de ingreso de 20 personas a la vez, los residentes recibieron esta noticia con alegría, aunque algunos se encontraron con la falta de productos esenciales, y otros lamentaron precios ligeramente elevados debido a la situación actual.
Por otro lado, la situación en el Mercado Central es desgarradora. Los locatarios se quejan del abandono por parte de las autoridades, instando a los gobiernos federal, estatal y municipal a prestar atención a sus necesidades. La venta de frutas y verduras se realiza en condiciones precarias, rodeada de basura y plagas de moscas. Los comerciantes claman por ayuda, ya que el flujo de compradores es mínimo y los precios de productos básicos se han disparado.
La señora Devaney, una vendedora del mercado, hace un llamado desesperado a los tres niveles de gobierno para que recojan la basura y restauren la electricidad en la zona. Destaca la necesidad de luz para poder trabajar y el temor a que las malas condiciones afecten la salud de los niños pequeños que acompañan a muchos comerciantes.
La comunidad de Acapulco se enfrenta a un largo camino hacia la recuperación, con desafíos significativos en su camino.